MONTERÍA DE LOS BORRES

MONTERÍA DE LOS BORRES

Nos despertamos como todas las mañana para ir de montería, preparamos todos los chismes y nos montamos en el coche. Le pregunte a mi padre si se tardaba mucho y el me dijo que no, pero primero recogimos a un amigo de mi padre que vive cerca que se llama Pedro López. Mi padre y Pedro fueron todo el camino hablado de cosas interesantes y yo escuchaba su conversación  sin decir ni pio.

Cuando llegamos a la junta fuimos los primeros en llegar solo estaban los dueños Eduardo López y sus dos hijos, Edu y Juan. Me tomé un  buen plato de migas con mi amigo Juan, que había llegado de  Inglaterra para pasar las Navidades. Le regalé a Juan una caja de balas del 44 para agradecerle que me prestara su rifle hasta ahora mientras él estaba fuera. Hoy me tocaba tirar con un 243 de mi padre y era sólo la segunda vez que lo utilizaba.

 

Empezó el sorteo. Yo como siempre cogí el puesto de mi padre, nos tocó las Piedras el 7. Se lo di a mi padre y me dijo que “como siempre que manita tienes“, pensando que el puesto era malo. Cuando todos los puestos se sortearon, rezamos y Eduardo dio las instrucciones de la montería.

 

Pasó un buen rato ya que nuestra armada era de las últimas en salir. Cuando nos montamos en el coche mi padre me dijo que era un puestazo, según le habían dicho. Dejamos los coches en una curva del camino y  cuando habíamos cogido todo para ir al puesto, mi padre me dijo que cogiera el móvil del coche para hacer fotos por si matábamos un buen bicho. Empezamos a andar para el puesto cuando nos pasaron a toda mecha dos venados pequeños. Ahí me di cuenta de que el puesto era bueno. Seguimos el camino y se quedo el número 6, que era otro amigo de mi padre que no se quien era, y nosotros seguimos bajamos por una vereda muy bonita y llegamos al puesto, que era un olivo rodeado de piedras con unas vistas muy buenas y buen tiradero. Cargué el 243 monotiro y a los 15 minutos de cargar, pasó un venado por debajo del puesto, lo dejo pasar y le tiro al pecho de enfrente; al tiro no salió, ni lo vimos, mi padre dijo:”¿dónde se ha metido?” Estuvimos unos segundos sin ver nada y de repente mi padre digo “Jose, lo has dejado hecho un taco, he visto una pata en medio del monte moviéndose”. Nos dimos un abrazo, mi padre no se lo creía, estaba a mas de 100 metros y lo había dejado seco, increíble! estaba temblando de la emoción. Al poco rato se me cuelan dos cochinos, les tiro pero se me van y mi padre no puede tirarlos. Luego otro cochino y éste era grande, se me cuela, le tiro y se me vuelve a ir, y mi padre cada vez mas cabreado y me dice “bueno, ya me toca a mi“, y yo como un flan de nervioso, le dije que si.

 

A los 5 minutos mi padre tira un cochino que yo ni veo, y me dice “seco“. Yo no llegué ni a verlo, y al momento mato un venado lejísimos que venia con los perros a toda velocidad cerro abajo; ese si lo vi pero estaba muy lejos para mi. La cosa empezó a mejorar el resultado, pero mi padre también falla y 10 minutos mas tarde falla un cochino y  no se cree como es que lo ha fallado. Pasaron los perros y de vuelta, entran 2 cochinos y mi padre se los  carga a los dos y luego ya acabando, entra otro cochino, pero éste venía herido, y lo rematé yo de un tiro en la cabeza.

 

Cuando sentimos las caracolas de los perreros fuimos a marcar las reses. Primero fuimos a mi venado y mi padre me preguntó “¿dónde está el móvil? “. Yo me quedé mirándole y le dije “¡no sé! “ ni me acordaba del móvil ni nada, se me había perdido y no tenia ni idea de donde estaba. El móvil se le perdió para siempre, no os imagináis el cabreo que tenía, sólo se le pasó cuando se tomó con sus amigos unas copas de vino y le contaba a todo el mundo que habíamos matado 2 venados y tres cochinos. Fue un día inolvidable para mi y creo que para mi padre también. Mi padre tenía la esperanza de encontrar el móvil al día siguiente, pero volvimos al puesto y no lo encontramos.

 

UN BESO MUY GRANDE PARA TODOS LOS DE NIDOHUNTING Y PARA EDUARDO LOPEZ Y SUS DOS HIJOS

Nota de NH: Joselete, nos ha encantado tu relato, enhorabuena. Vives un día de caza como un Montero veterano, se nota que tienes y has tenido muy buenos maestros. ¡Vaya familia más montera, que suerte!. Nosotros también hemos tenido mucha suerte de que vengas a montear siempre con NidoHunting. Un fuerte abrazo Montero.

 

 

 

 

Deja una respuesta