
Llegamos y hacía mucho frío, saludamos a todos y comimos migas, muy buenas, vinieron mis amigos, nos fuimos al puesto y era el puesto con un pecho al frente con una parte limpia y otra con jaras; vino una collera y mi padre tiro los dos y los mato. Vino otro despistado y mi abuelo con un certero tiro, lo mato y lo dejó peloto.
Nos comimos unos bocatas y a las doce y media otra collera, mi abuelo mató uno y el otro mi madre se puso nerviosa y se fue. Después disfrutamos del aire y del campo. Nos sentamos en unas sillas y mi madre ya le dejó el rifle a mi abuelo.
Nos fuimos a comer y a disfrutar de los amigos, luego vimos las reses, los cuatro venados nuestros, me tome una Fanta, se fueron todos los niños menos Jesus Junguito y sus primos y sus hermanos.
Después cogimos unas nerf e intentamos darle a un gato y no pudimos darle. Ese día fue unos de mis preferidos días de montería, porque estaba con mi abuelo, mi madre y padre, y por eso les quiero, porque vienen donde a mi me gusta y porque los pasamos bien en el campo, disfrutando el aire, la hierba, viendo a los animales correr, viendo los arboles, disfrutar de un lance bonito, que se escape, que te de coraje, eso si que es disfrutar, y eso es vida.
Disfrutas más en el campo, algunas veces sin matar que matando un cochino o un venado, y por eso me gusta a mi la caza, por que disfruto con mis amigos y familiares y por que es mi afición favorita.
NOTA NH: Querido Rafa, darte las gracias por haber participado con este pedazo de relato en el que nos lanzas un precioso y profundo mensaje, y además en mi casa… ¡¡¡Lo importante y bonito que es cazar con tu abuelo y con tus padres, y que lo valores…!!. A partir de ahora, además de tener el mejor truco del grupo para sacar los mejores puestos, nos has demostrado que eres un auténtico disfrutón. ¡¡¡Ole por lo bien vestidos que vais a las monterías!, Carmen, enhorabuena…
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